26 Tomaron el novillo que les dieron, lo prepararon e invocaron el
nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo: «¡Baal,
respóndenos!» Pero no hubo voz ni respuesta. Danzaban cojeando junto al
altar que habían hecho.
27 Llegado el mediodía, Elías se burlaba de ellos y decía: «¡Gritad
más alto, porque es un dios; tendrá algún negocio, le habrá ocurrido algo,
estará en camino; tal vez esté dormido y se despertará!»
28 Gritaron más alto, sajándose, según su costumbre, con cuchillos y
lancetas hasta chorrear la sangre sobre ellos.
29 Cuando pasó el mediodía, se pusieron en trance hasta la hora de
hacer la ofrenda, pero no hubo voz, ni quien escuchara ni quien respondiera.